¡Bienvenid@s al Gran Palma! Confort y relax en un hotel en Paracas
Era la primera vez que viajaba al departamento de Ica por lo que el encontrar un buen hotel en Paracas era clave. Si decidí escoger el Gran Palma fue porque los comentarios que encontré sobre él en la web, en su gran mayoría, eran positivos.
Estos comentarios privilegiaban su ubicación, muy céntrica y segura, además de que destacaban que tenía una terraza/comedor con vista envidiable. Particularmente a mí me llamó la atención lo minimalista que parecía ser su decoración a través de las fotos que hallé. Era pues el turno de descubrir si tanta bondad era verdad.
Llegamos desde Lima muy temprano, a las 7.30 am, tal como lo teníamos previsto. El terminal de la compañía de buses Cruz del Sur era un terraplén montado un tanto improvisadamente, con unas cuantas bancas sobre una base de arena. Lo rudimentario del terminal me dio cierto temor de quedarnos solas y me hizo decidir tomar el último taxi que quedaba rumbo al hotel aunque, debo confesar, originalmente tenía planeado caminar. Luego, cuando comprobé que no solo nuestro hotel sino otros muchos más quedaban relativamente cerca al terminal, confirmé que la idea de llegar a pie no era tan descabellada. Es más, se las recomiendo, claro si llegan de día y no cargan muchas maletas.
En fin, nos encontrábamos en el ingreso del famoso Hotel Gran Palma, si bien la fachada en las fotos me parecía mucho más atractiva debo decir que todo lo dicho sobre su excelente ubicación era cierto.
A tan solo dos cuadras pequeñas de distancia del Puerto El Chaco y a una cuadra de la Plaza Central de Paracas, el Gran Palma nos brinda la posibilidad de escoger entre habitaciones con vista al mar o con vista a la Plaza de Palmeras que se encuentra justo al frente del hotel en plena Av. Los Libertadores, además de las habitaciones con vista interior.
El hotel fue construido hace un año, las habitaciones tienen el tamaño adecuado, a nosotras nos tocó una que no tenía vista exterior sino interior, lo que podría ser un problema para personas de sueño ligero ya que estas habitaciones dan para un tragaluz que termina en la zona de comedor en la terraza, así que en determinadas horas del día se puede escuchar algo de ruido.
Debo decir que la habitación se encontraba muy limpia incluyendo el baño, lo cual es muy importante. A pesar de no contar con TV LED se podía disfrutar de un TV convencional descansando cómodamente en una cama de dos plazas.
Me agradó que además de las dos mesitas de noche, el cuarto incluyera un ventilador tipo torre (ya que no cuenta con aire acondicionado) y una pequeña mesa con dos sillas donde puedes comer algo o simplemente sentarte a escribir tu diario de viajes.
Adicionalmente la habitación cuenta con un closet de pared de suficiente tamaño como para dos personas y espacio extra dentro de la habitación para colocar tus maletas.
Si bien todo el hotel es de color blanco, no se convierte en algo monótono o aburrido pues contrasta perfectamente con el azul de la alfombra y detalles decorativos como con el marrón de barandas y muebles rústicos. Cañas de bambú y telares con diseños andinos es la esencia de su decoración.
La terraza es muy agradable, con una mesa larga donde se dispone el desayuno bufet cada mañana y varias mesas más pequeñas para los comensales, es la invitación perfecta para quedarte allí más tiempo del necesario con el fin de observar la inmensidad del Océano Pacífico que se abre ante tus ojos. Si el día es gris, como cuando llegamos, quizás no encuentres nada de especial a esta vista pero, conforme el sol vaya asomando, es seguro que tu impresión cambiará a positivo.
El desayuno, que se ofrece con el alojamiento, consta de hasta tres tipos de jugos de frutas frescas, café, leche y otras hierbas mate, fruta picada, panes, mantequilla, mermelada, huevos revueltos, camotes fritos (un tubérculo muy típico de los Andes) y hasta pejerrey arrebosado (un pequeño pescado de sabor suave que se fríe envuelto en huevo). Por su parte, doña María, quien atiende en la cocina y en esta área, estará siempre dispuesta a atenderte con una sonrisa. Nota: en este piso (el cuarto) no hay servicios higiénicos y como yo soy fanática de lavarme las manos a cada instante, me tuvieron que facilitar ingresar a la cocina para hacer uso del caño que hay allí.
Para el resto del día cuentan con una pequeña carta de opciones para degustar, aunque no probé nada porque todas las comidas las tuvimos fuera del hotel así que no puedo comentar sobre su calidad o velocidad de atención. Lo que si debo mencionar es que en la noche solicitamos un plato y cuchillo (pues requeríamos cortar trozos de tomate para la insolación que cogió una de mis acompañantes), pero el servicio demoró un poco. Quizás se deba a que el hotel no cuenta con mucho personal. En fin, fue un detalle menor.
El Gran Palma en sí, te brinda una buena opción si lo que tienes planeado es pasar más tiempo fuera del hotel recorriendo la zona ya que, salvo la terraza donde podrás disfrutar de un pequeño sofá para ver el atardecer, no cuenta con piscina y sólo, en el primer piso tiene una pequeñísima sala de estar, lo que no te brinda muchas opciones de diversión dentro del alojamiento.
Lo que sí puedo decir es que el Hotel Gran Palma en Paracas es un lugar seguro, cómodo y limpio donde te sentirás augusto y en un ambiente de relax. En resumen el Hotel Gran Palma es un hotel OK.
Tip OK: Las reservas en este como en otros hoteles en Paracas deben hacerse como mínimo con 15 días de anticipación pues la demanda, a lo largo de todo el año, ha aumentado considerablemente.
Tipo de hotel: Familiar o para amigos, tres estrellas, minimalista.
Dirección: Calle 1 Manzana D Lote 4, Paracas.
Costo promedio: Habitación doble S/. 200,00 por noche.
Fecha de viaje: Febrero 2013.